La piedra de la locura de Benjamin Labatut

Teoría Ficción en Labatut 




Por Juan Mattio

Benjamin Labatut escribió un pequeño ensayo donde intentó buscar intersecciones entre la ira social chilena en 2019, el regreso de los Antiguos en H. P. Lovecraft, el intento desaforado de ordenar las matemáticas en “un puñado de axiomas incuestionables” de David Hilbert y las tensiones entre alucinación y realidad de Philip K. Dick. El resultado es un texto compuesto por pequeños misterios (“En 1863 todos los partidos del Campeonato Mundial de Damas terminaron en empate”, escribe, por ejemplo, Labatut) y preguntas incómodas.


El campo de la teoría hace ya algunos años empezó a dejar atrás cierto imaginario melancólico y humanista (y, agregaría, cierto olor a naftalina) para formular alianzas con el campo de preguntas del gótico, la ciencia ficción y la literatura extraña. Un trazo que va desde Haraway y el Manifiesto Cyborg hasta el libro de Harman sobre Lovecraft, la trilogía de Thacker sobre el terror en la filosofía o las lecturas de Fisher sobre Blade Runner, Neuromante, Ballard. El ensayo de Labatut da cuenta de esta nueva configuración y se propone pensar la revuelta con las herramientas que la cultura pop le ofrece.

Chile durante 2019, dice, “había sido una explosión, un apocalipsis, un gigantesco surgimiento de una vitalidad primordial, lovecraftiana, nutrida por ese extraño reflujo a través del cual las energías reprimidas se cuelan en el presente, trayendo de vuelta todas las cosas que hemos decidido esconder, olvidar o negar”.

la primavera chilena sucede en el marco de un momento histórico donde “los bordes de la realidad han empezado a sangrar”, de modo que Labatut piensa, junto a Dick y Lovecraft, de qué modo nuestra imaginación política paralizada, nuestros estados de ánimo colapsados y nuestras visiones apocalípticas entran en contacto con la furia social progresista y con esa especie de liberación psíquica que son las calles tomadas por un pueblo harto.

Sus conclusiones, claro, no son alentadoras. Siguiendo al documentalista Adam Curtis, propone localizar a los movimientos sociales y a las revoluciones populares en el contexto de una “crisis de la imaginación”: “Este puede ser n momento en que todas las viejas historias que le dieron sentido al mundo estén colapsando. En este instante, antes de que llegue la próxima gran historia, una masa informe de billones y billones de fragmentos sin ningún sentido está precipitándose para tratar de llenar el vacío”.

De modo que si Dick nos da el punto de partida en nuestras realidades sangrantes (“Más que en cualquier otro momento, hoy vivimos en el mundo de Dick, una pesadilla plural y demente en la cual nunca podemos creer del todo en lo que vemos, sentimos, y escuchamos, o incluso en lo que pensamos”), es Lovecraft quien puede ayudarnos a mirar un futuro ilegible y, por momentos, amenazante. Ante la idea de vacío y absurdo que nos propone el presente, aprender a lidiar con las aberraciones temporales parece la única alternativa. Porque fue Lovecraft quien imaginó monstruos que condesan bloques temporales inhumanos y caóticos, monstruos que funcionan como oscuros mensajeros y que habitan, al mismo tiempo, en el más exterior de todos los espacios del cosmos y en nuestro propio inconsciente. Y fue Lovecraft, entonces, quien nos permitió pensar en escala.

El ensayo de Labatut no guarda esperanzas cándidas ni reflexiona sobre la inocencia. Sabe que la encrucijada que enfrentamos es peligrosa. Y lo es tanto por medios físicos y como por medios mentales. El Capital amenaza el planeta y nuestras vidas psíquicas por partes iguales. Por eso sus respuestas -pequeñas, parciales, sin grandilocuencia- trabajan desde la contradicción. La idea no es oponer racionalidad a la locura o verdad a la mentira. O no sólo eso. La intuición de Labatut es esta: “Que a veces volverse loco es una respuesta adecuada a la realidad, que la verdad y la locura pueden ser síntomas de la misma enfermedad y que el precio que pagamos por el conocimiento es la pérdida de la comprensión”
 
 Editorial Anagrama, 2021
71 págs.

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